---¿En dónde este niño guarda tanta información? ---pensaba---.
Tiene que ser un genio.
Luego me daría cuenta que no era ningún genio. Solo era alguien
lleno del poder de Dios, tal como pude haberlo sido yo si lo hubiera permitido.
Por una semanas permanecimos con Gabriel y su familia. Y
hubieran querido que nos quedáramos más tiempo, pero alguien le habló a la policía. Afortunadamente la información les llegó
un poco distorsionada y la policía fue a dar tres casas más abajo, justo en la casa de uno de los amigos de Gabriel. Los padres
de este se las arreglaron para perder más a los policías, mientras el amigo de Gabriel nos puso en aviso. Salí con los niños
por la parte de atrás de la casa y andamos un camino por el monte que nos conduciría a la carretera donde nos encontraríamos
con Gabriel. Este nos llevaría en el auto de su amigo hasta Aguas Buenas. Al final de la vereda nos encontramos con más policías,
así que seguimos andando por el monte, paralelo a la carretera hasta que Gabriel pasó y nos fuimos en auto el resto del camino.
Llegando a Aguas Buena, nos encontramos con un bloqueo en la carretera que entra al pueblo. Nos dimos la vuelta y tomamos
otro camino. Ese camino también había estado bloqueado, pero cuando íbamos las patrullas nos pasaron por el lado en dirección
contraria. Llegamos a la casa de mi abuela ya cuando el sol comenzaba a ponerse. Era viernes así que Jonatan y Aura comenzaron
a recibir el sábado dentro del auto. Esa fue la primera vez en muchos años que cerré mis ojos durante una oración.
Cuando entramos a la casa todo estaba en desorden. Alguien
había entrado y rebuscado toda la casa. Entonces se apareció en la puerta la misma señora con quien había hablado la última
vez que había estado por allí.
---¿Tu eres el nieto de doña Paula? ---me preguntó. Pero
más que una pregunta era una declaración de que sabía quien yo era---. Ellos tumbaron la puerta, pero hice a mi esposo ponerla.
Sino se llenaba to' esto de gallinas, rajieros y murciélagos.
La señora, así como se presentó, se dio la vuelta y se fue.
Los niños y yo arreglamos las habitaciones lo mejor que pudimos. La casa no tenía electricidad, así que no nos quedó otra
que acostarnos tan pronto la oscuridad no nos permitió movernos dentro de la casa sin tropezar con las paredes y los muebles.
En la ausencia de todo sonido artificial, el canto de las ranas y los coquís sonaba como amplificado. A principios del pasado
siglo, un barco cargado de caña proveniente de Puerto Rico, que iba en dirección a Hawai, se averió camino al Canal de Panamá,
y terminó en nuestra isla. En ese barco llegaron las pequeñas ranitas cantoras. En Hawai las consideraron una plaga, pero
aquí, tal vez por ser caribeños, nos acostumbramos a ellas muy fácilmente. Desde mi cuarto escuchaba los niños conversando
en susurros.
---Son muchos.---- decía Aura.
---¿Los coquís?
---Sí.
---Es que ha estado lloviendo, y los coquís se ponen contentos
cuando llueve.
---Pero allá también llovía y los coquís no cantaban.
---Porque esto es campo. En la ciudad los coquís no tiene
mucho lugar en donde vivir.
---Quisiera ver un cucubano. Yo nunca he visto uno.
---En la tierra nueva los verás.
---Jonatan.
---¿Qué?
---Cuéntame otra vez como son los cucubanos.
Hubo una pausa, y entonces Jonatan respondió: ---Son brown
y tienen dos puntitos en la espada que alumbran... Pero cuando está oscuro tú no los notas. Solo ves la luz. Una lucecita
verde que flota lentamente en el aire. Y se apaga... y se enciende otra vez. Flotando de un lado a otro.
---¿Qué buscan?
---Yo no sé. Comida, supongo.
---¿Y qué comen los cucubanos?
---Yo no sé. Tal vez nadie sabe. Por eso es que ya no se
ven.
Entonces entró flotando por el pasillo un cucubano y fue
a parar justo sobre el mosquitero de los niños; y Aura dijo: ---Papa Dios si sabe.
En aquel instante sentí el deseo de orar, y oré por primera
vez en muchos año. No había orado en años porque la última vez que oré no contestaste mi oración: "No permitas que Rafaelito
muera."
Cuando desperté al día siguiente la vecina había traído desayuno
y conversaba con los niños.
---Buenos días. Ahora mismo le traigo algo de comer ---me
dijo la señora al verme.
---No se moleste ---le dije. Pero ella se fue a su casa a
buscarme desayuno, sin prestar atención alguna a mi negativa---. ¿De qué hablaban? ---le pregunté a los niños.
---De la Biblia.
---No pueden seguir hablándole de la Biblia a todo el que
ven. O van a hacer que nos atrape la policía.
La señora regresó con unos huevos revueltos y pan, y una
taza de café.
---Espero que tú sí bebas café ---me dijo---. Yo conocí a
tu abuela que en paz descanse. Muy buena católica. Mejor de lo que yo nunca seré. Sabe... Yo me cace muy niña y mi esposo,
que era soldado colombiano, murió en la Guerra de Corea, y yo quedé loca. Por cuatro años me tuvieron en un manicomio. Nadie
en mi familia se preocupó. Fue tu abuela quién cuidó a mis tres hijos como si fueran de ella esos cuatro años. También conozco
a tu mamá. Claro que sí. Muy buena persona. Tal y como lo fue tu abuela. La gente no puede portarse como tu mamá siempre se
portó conmigo y ser mala persona. La gente mala se porta mal. La gente buena se porta bien. Como dice la Biblia; el árbol
bueno da frutos buenos. Yo no creo que tu mamá, o estos angelitos sean culpables de todo lo malo que está pasando. Y aunque
fueran gente mala. Dios no castiga al inocente junto con el malo. Cuando Dios mandó las plagas sobre Egipto, ¿no estaba los
egipcios en tinieblas y los israelitas tenían luz? Por mi ustedes pueden quedarse aquí todo el tiempo que quieran, que yo
no le diría a nadie. Pero ellos vienen a cada rato a ver.
---¿Quién?
---Policías y otra gente. Ellos no saben donde está tu mamá.
Yo no les dije. Por eso es que creen que está cerca y que va a volver a la casa. Y esperan atraparla un día de estos. Al principio
estaban vigilando día y noche...
---¿Usted sabe dónde está mami?
---Bueno, el lugar exacto yo no lo sé. Pero si sé que fueron
pa' Santiago.
Inmediatamente pensé en la casa de Luis. Tal vez todos estaban
juntos escondidos en algún lugar en Santiago. Seguramente la casa de Luis estaría sujeta al mismo monitoreo que la casa de
mi abuela, pero me pareció que habían más posibilidades de encontrar a Luis o a mi madre si iba a Santiago.
Empacamos cuanto encontramos en la casa que nos pudiera servir.
No mucho, pues el camino era largo. Solo las frazadas más gruesas que conseguí, envueltas en bolsas para la basura. Un cambio
de ropa para los niños que la vecina nos regaló, y unas baterías para un radiecito que habíamos encontrado en la casa. El
día anterior, las hijas del amigo de Gabriel habían vestido a Aura con ropa de niño y escondido su cabello dentro de una gorra.
Después se les había ocurrido que sería bueno pintarle el pelo a la niña. Así que me había dado un tinte para el cabello.
Pero me pareció que vestir a Aura como un varón era suficiente; y decidí mejor usar el tinte en mí mismo. A Aura le corté
el cabello no fuera que en algún momento perdiera la gorra. Me quedó bastante bien su recorté. Pero en cuanto a mi cabello,
quedó algo verdoso. Tremendo disfraz. Ahora si que pasaría de incógnito con mi pelo verde. Caminamos hasta la carretera principal
y allí tomamos un autobús hacia el pueblo. Ya en Santiago tuvimos que caminar otro tanto hasta la casa de Luis. El mismo vecino
con quien hablara la última vez que fui por allí, estaba sentado en su balcón.
---Buenas tardes ---le dije, mientras Aura le decía adiós
con la mano. Pero él no respondió. Solo nos siguió con la mirada. Note que tan pronto doblamos en la curva se levantó y entró
a la casa.
En cuanto a la casa de Luis, habían hecho con ella lo mismo
que con la casa de mi abuela. Solamente que esta vez nadie se preocupó por arreglar la puerta. Había hasta una cabra adentro
de la casa. Levanté una foto del suelo, en la cual estaba Yamileth con los niños, y sentí que debíamos salir de allí. Me escondí
con los niños en la maleza; y efectivamente, el vecino había llamado la policía, que no tardó en llegar. Nos fuimos cruzando
entre fincas y monte; y pasamos la noche debajo de un puente. Nos comimos lo último que teníamos y nos acostamos a dormir.
Los niños se despertaron primero que yo. Estaban escuchando
el pequeño radio.
---¡Ey! Suave con el radio, que se agota la batería.
---Están dando una noticia ---me respondió Aura.
---Yo voy a ver si consigo algo de comer. No creo que nadie
vaya a venir por aquí. Pero si acaso ven venir a alguien escóndanse. No se pongan a predicarle a nadie.
---Ya es muy tarde para predicar ---replicó Jonatan.
¿Tarde para predicar? Son las seis y media de la mañana,
pensé. No le quise dar importancia a sus palabras. Pero como que volvían una y otra vez a mi mente.
---¿Cómo que ya es muy tarde para predicar?
Jonatan se acercó con el radio y escuché lo que decían.
---Se sospecha de un ataque terrorista, pero hasta ahora
nadie se ha responsabilizado por ataque alguno. Tenemos a Raúl Cáceres con el Secretario de Salud, Adelante Raúl.
---Si. Tengo junto a mi al doctor Oracio Fuentes, secretario
de salud con un anuncio importante.
---Buenos días, y gracias por la oportunidad. Hace apenas
una hora, a causa de lo que han nombrado como gripe del Vaticano o Vatican Flu, el gobierno federal a cerrado la entrada
a todo vuelo proveniente de Italia para evitar la propagación, o mejor dicho, prevenir la entrada de dicha enfermedad al país.
---Y que con aquellos vuelos que ya se encuentran llegando...
---Bueno, ya eso sería una pregunta para el secretario de
puertos. Yo no creo existan vuelo directos desde Italia. Creo que toda vuelo proveniente de Italia hace escala en España,
cuando menos. Lo que sí sé es que se ha preparado lugar donde poner en cuarentena personas provenientes de Italia mientras
se determina si han estado en contacto con esta enfermedad. Así que todas aquellas personas que tengan algún familiar de vacaciones
en Italia, deben comprender que van a demorarse más de lo previsto en regresar. Pues ya sea en España, o donde sea que hagan
escala van a ser puestos en cuarentena.
---Señor secretario... Después de que el presidente de los
Estados Unidos y otros líderes de distintos países, cantaran victoria sobre el terrorismo y pronosticaran paz y seguridad,
y encontrarnos ahora presenciando, quizás el atentando con armas químicas más grande de la historia, no le parece a usted...
---Seamos un poco más responsables con nuestros comentario...
---Pero, no le parece...
---Existe la posibilidad de que esto sea producto de un agente
químico, pero es solo una posibilidad. No podemos comenzar a asumir que es obra de algún grupo terrorista. Todas las posibilidades
están siendo debidamente investigadas. Yo no soy secretario de defensa, ni trabajo en la INTERPOL. Así que no puedo abundar
mucho en ese aspecto. Solo soy secretario de salud, y de eso le puedo hablar.
---Pues díganos entonces cómo se ha preparado el país para
lidiar con esta situación. Si es que estamos preparado.
---Nuestra función en el Departamento de Salud va más allá
del tratamiento de enfermedades. La educación del público es esencial. Pues mejor es prevenir que remediar. Para eso estamos
hoy aquí. Para educar al pueblo. No para asustarlos y fomentar el caos donde no lo hay. Como ya deben saber, hace unas dieciocho
horas se reportaron los primeros casos de esta enfermedad en Roma. Un grupo de turistas que había estado visitando la ciudad
del Vaticano. Durante esas dieciocho horas la enfermedad se esparció por toda la ciudad. En este momento el gobierno italiano
a aislado la capital. Solo personal autorizado puede entrar y salir de Roma. Así que como ven ya el gobierno italiano tiene
la situación controlada. Lo que estamos haciendo al cerrar nuestro espacio aéreo a todo vuelo proveniente de Italia es simplemente
una medida preventiva, en lo que se descubre la causa de esta enfermedad y como tratarla. Hasta este momento nadie ha muerto
a causa de esta enfermedad. La misma solo produce fiebre, dolor en las coyunturas, ulceras en la piel, y en algunos casos
nauseas y vómitos. Síntomas para los cuales la medicina moderna cuenta con medicamentos de más para tratarlos. Así que no
hay razón para alarma. Roma está al otro lado del planeta, y todo un océano nos separa de Europa...
Apagué el radio y le pregunté a Jonatan que tenía que ver
aquella noticia con que ya fuera muy tarde para predicar.
---Son las siete plagas ---me dijo---. El tiempo de la gracia
se acabó.
---Eso es solo unas cuantas personas con gripe lo más seguro.
Los periodistas son unos sensacionalistas. Meterle miedo a la gente aumenta la audiencia. Yo me voy. Quédense aquí escondidos.
---No te vayas ---me rogó Aura.
---Necesitamos de comer, y ropa nueva, y baterías para que
tu hermano pueda seguir escuchando las noticias.
---El Señor nos proveerá de todo lo que nos haga falta. Debemos
permanecer escondidos ---respondió su hermano.
---¿Qué pasa con ustedes? Primero no dejaban de hablarle
a cuanto extraño se nos cruzara por más miedo que trataba de meterles. Y ahora están más asustados...
---Yo no tengo miedo ---dijo la niña.
---Pues si no tienen miedo, dejen ya de argumentar tanto.
Volveré lo más rápido que pueda.
Me tomó dos horas y media llegar al pueblo. Y otra hora encontrar
un lugar donde poder hacer negocios. Una casa de empeños. Cuando entré el hombre que allí estaba veía las noticias.
---¿Ves eso? Ya hay treinta muertos en Roma. Y se han identificado
casos en otras ciudades de Italia y hasta en el sur de Francia. Te salen un montón de yagas por to' el cuerpo. Asqueroso.
Ya no le llaman el Vatican Flu. Ahora es el Mediterranean Flu. Ya mismo alguien se va a desesperar y va a comenzar
a lanzar misiles y empieza la tercera guerra mundial. Bueno, dígame usted, ¿en qué puedo servirle?
---Quisiera ver cuanto me puede dar por este reloj.
---¡Mmm! Este es de los buenos. Te puedo dar quinientos.
---Me costo mil doscientos dólares.
---Quinientos, papá. No pare más.
---¿Pueden ser en cash?
---¿En cash? ¿Qué, te los piensas meter en droga?
---No. No son para droga.
---¿Y para qué otra cosa puedes necesitar dinero en efectivo?
Yo soy del campo, pero no me mamo el deo. ¿No es roba'o el reloj este?
---¿No le acabo de decir que pagué mil doscientos?
---Bueno mijo. Yo no tengo cash. ¿Qué es? ¿Tú no ves las
noticias? Los bancos están recogiendo todo el dinero. Han dado tres meses para que la gente deposite en los bancos el dinero
en efectivo que tengan. Yo lo único que tengo son unos pocos billetes que guardé, pues tal vez algún día valgan algo como
artículos de colección.
Salí de aquel lugar con veintidós dólares, un reloj que valía
menos que eso, dos paquetes de doce baterías doble "A", y una enorme mochila con un montón de equipo para acampar, que nunca
llegué ni a ver, pues cuando regresaba me encontré con la policía, y tuve que soltar la mochila y salir corriendo. Cuando
finalmente regresé a donde los niños, como a eso de las tres de la tarde no había traído ni comida, ni ropas. Solo las baterías
y veintidós dólares que nunca usaría. Yo estaba cansado y hambriento, y los niños estaban lo más bien. Habían encontrado guineos
y otra frutas en los alrededores. Me dio gran trabajo reconocerlo, pero finalmente lo acepté. Debía dejar de ser tan cabeziduro
y comenzar a aceptar consejos. Así fueran de un niño de once años y una niña de seis.